Por Pablo Atencia Robledo
La Catedral de Málaga es una de las joyas arquitectónicas más valiosas de Andalucía. Fue construida entre los siglos XVI y XVIII sobre la antigua Mezquita Mayor existente en la ciudad isl?mica en el momento de la reconquista por los Reyes Cat?licos, en el año 1487. Para los cristianos es el primer Templo de la ciudad y su denominación completa es Santa Iglesia Catedral Bas?lica de la Encarnación (S. I. C. B. E.).
Est? declarada Bien de interés Cultural (BIC), por lo que cualquier intervención que se quiera llevar a efecto debe contar con la autorización previa de la Consejer?a de Cultura, y es el monumento más visitado de Málaga para orgullo de los malagueños.
La torre norte se eleva hasta los 84 metros de altura mientras que la torre sur est? sin terminar, y aunque se cree que el dinero se utiliz? para ayudar a los Estados Unidos durante su independencia, hay investigaciones que concluyen que se emple? en el acondicionamiento del Camino de Antequera. Sea el motivo que fuera, la realidad es que nuestra Catedral est? inacabada, por lo que popularmente recibe el sobrenombre de La Manquita, y ello es motivo de pol?mica. Hay personas que opinamos que hay que terminarla conforme se proyect? en los planos originales, mientras que hay otras que piensan que hay que dejarla tal y como est?.
Soy partidario de que se termine la segunda torre porque entiendo que una obra inacabada es un fracaso, y no puede convertirse en se?a de identidad para Málaga, aunque nos hayamos acostumbrados a verla as?, sin terminar. Aunque seguramente no sea el momento más apropiado para plantearlo, porque la crisis debe llevarnos a priorizar otros objetivos, su construcción podr?a ser un importante revulsivo para Málaga, que servir?a de reclamo turístico e incrementar?a la autoestima de los malagueños.
Este art?culo fue publicado el s?bado 14 de enero en la opinión de Málaga. Puedes consultar el art?culo publicado en el siguiente enlace.