El Sol Digital entrevista a Alejandro Hernández del Castillo
Usted tiene una gran relación con los puertos y tendrá una opinión formada acerca de este importante reto que tiene el Gobierno y la presión que ejerce la Coordinadora Estatal de Trabajadores Portuarios.
Este asunto se está desenfocando un poco, parece que es un pulso entre la patronal, los trabajadores y el Gobierno. Pero el problema es más simple. Hay una sentencia que es una resolución judicial firme que en nuestro ordenamiento y en el ordenamiento europeo en el que estamos integrados hay que cumplir y obedecer. Esa sentencia es la de liberalizar el sector. Lo que se podrá negociar es ver el vehículo más adecuado para llegar a ese destino. La solución puede que esté de una parte en los intereses de los trabajadores y, por otra, en los intereses de la patronal.
Pero lo que yo opino, sinceramente, es que lo que no se puede sostener son los costes tan brutales que hay que pagar. Unos 6.000 trabajadores en España no pueden paralizar la economía española y el Gobierno tendrá que tomar cartas en el asunto. Tampoco olvidemos que tanto el Gobierno, como los españoles, estamos soportando el coste económico de las sanciones que se están imponiendo al Estado español por este tema. Entonces, hace falta una solución ya, y si se trata de buscar un mecanismo de protección a los trabajadores actuales pues el Derecho da soluciones. Por ejemplo, se podría ver un complemento personal transitorio, a extinguir de manera que con el paso del tiempo estará estabilizado el problema.
¿En qué momento se encuentra el puerto de Málaga? ¿Ha habido distintas épocas, qué vías aprecia de desarrollo?
Por la singularidad del puerto, hay que ahondar aún más esa vía estrecha de relación puerto-ciudad. Hay un factor clave, el puerto está ubicado en el centro de Málaga. Hubo un proyecto especial de integración, pero no está culminado. Para mí, el día que se cumpla será el día en que estemos paseando por calle Larios, nos dirijamos a la Plaza de la Marina y casi sin darnos cuenta estemos en el cantil, casi en el agua.
Para eso hay que soterrar la parte que hay entre la Plaza de la Marina y las columnas. Pero a lo que no podemos volver es a lo antiguo, como es tratar de potenciar la parte industrial del puerto, porque no es compatible con la integración del puerto-ciudad. Hay que buscar otras vías.
¿Los contenedores están tocados con la crisis?
Están abocados a una transformación de la terminal de contenedores, sobre todo del sector agroalimentario, aceites, gráneles… Tienen unos precios con los que no podemos competir. En Málaga, hubo una apuesta decisiva con la actual concesionaria de la terminal, que es Noatum, y luego pues se ha visto como ha caído mucho el tráfico de contenedores. O te reciclas o estás muerto.
Y sobre el establecimiento de una zona franca, ha habido intentos. ¿No cree que sería una idea interesante?
Sería interesante y brillante, la zona de Campanillas es idónea porque está al lado del PTA y del aeropuerto de Málaga.
¿Cree que influye de alguna manera el criterio territorial?, porque Sevilla sí cuenta con esa zona franca y Málaga no. ¿Los pesos de los territorios llegan a Hacienda?
Pueden llegar, pero no deberían. Te puntualizo una cosa, es que en el papel la ley podrá decir que Sevilla es la capital, pero por la realidad económica es Málaga. Si hay alguna decisión que es más política que técnica o real, lo desconozco, pero puede influir, claro.
Un trabajo que también desarrolla para el presente y futuro de Málaga, Le Chambre. ¿En qué consiste?
Es la Cámara de Comercio franco-española. No es ningún club privado ni ninguna élite. Lo que pretende es ayudar a empresas españolas que quieran implantarse en el mercado francés, y viceversa. Y para eso tenemos unos factores buenísimos empezando por el clima, la seguridad jurídica, la seguridad física.
Y se trata de potenciar a unas empresas que están en contacto con 120 cámaras de comercio en todo el mundo. Te voy a adelantar algo, mi idea es organizar un congreso de cámaras francesas en Málaga. Les parece muy interesante y en ello estamos trabajando.
¿Y ahora cómo está el equilibro del comercio internacional entre España y Francia? Nosotros exportamos a Francia pero importamos, por ejemplo, energía eléctrica procedente de nucleares porque nosotros somos muy mirados para producirla.
Claro, esta es la gran paradoja de nuestro país y de los gobernantes. Aquí reducimos la producción de energía nuclear pero como nos falta tenemos que importar, entre comillas, porque hablamos de la UE. Pero el comercio, ahora mismo, está muy equilibrado entre ambos países.
Es muy interesante la posición predominante francesa en la economía de Marruecos. Ahí podríamos establecer unas relaciones interesantes las empresas españolas.
Es que por su ubicación España está en el medio, recuerdo que hace muchos años cuando había un eslogan que decía que Europa empieza en los Pirineos, yo decía hombre pues tenemos el orgullo de ser el país más desarrollado de África.
Una forma de verlo, ¿no? Yo creo que España está llamada en este sentido a realizar un papel muy importante. El empleo lo crean los empresarios, no los gobiernos. Lo que tienen que hacer los políticos es facilitar los medios para que a través de las normas se cree ese empleo.
Y desde un observatorio privilegiado como es el derecho mercantil, desde donde trabaja como abogado, Gómez Villares & Atencia, ¿cómo ve el día a día el movimiento económico de la provincia?
La palabra provincia me suena algo extraña. Vivimos en un mundo global donde le puedo decir que en esta semana próxima pues en cuestión de tres días estoy en tres comunidades autónomas diferentes. La globalización tiene sus desventajas también, claro.
Para mí, está llevando a una pérdida de identidad. Cada vez las tiendas son las mismas en todas partes, los aeropuertos y estaciones de trenes se parecen todas. Pero tiene una ventaja, y es que en el mundo de la abogacía tenemos la suerte de tener clientes en Inglaterra, Noruega, Alemania, Colombia, Honduras…
Lo decía en la relación de la provincia con el mundo. Tenemos un aeropuerto con 105 destinos en verano, 62 campos de golf, casi 60.000 residentes británicos empadronados en la Costa del Sol…
Te adelanto que, profesionalmente, estamos trabajando en un proyecto interesante como es el atractivo que reúne la ciudad de Málaga respecto a otras ciudades. Por ejemplo, existe el mundo de los mega yates. Cuando hablamos de esto te puedo indicar que en todo el mundo hay solo seis barcos privados cuya eslora supera los 150 metros. ¿Cómo podemos atraer ese tipo de barcos a Málaga? Pues dentro del puerto, haciendo modificaciones.
La costa malagueña tiene una zona como los acantilados de Maro, Nerja, pero desde Nerja hasta el oeste solo hay playa. ¿Qué ocurre? Que todo el mundo quiere ir a las calas de las Baleares. El precio medio de un atraque en Ibiza es hasta ocho veces mayor que en Banús. Entonces esto claro que genera un turismo de un alto poder adquisitivo. C
reo que hay mucha hipocresía en la extranjería, porque ni la solución ni la panacea es acoger a todas las personas, llamémosle turistas, de bajo poder adquisitivo, lo que tenemos es que predicar con el ejemplo y enseñar a pescar y no darles el pescado. Que ayude su gobierno y también los europeos para que esas personas no tengan la necesidad de venir. Hay que mejorar las condiciones de cada entorno.
¿No ha notado alguna repercusión del Brexit?
La verdad es que no. Se nos ha atemorizado, pero por ahora quizá el efecto se note más tarde.
Los residentes extranjeros celebran asambleas, están preocupados, se está pensando la doble nacionalidad, pero eso tiene difícil arreglo.
Creo que cada uno defiende sus intereses. El turista inglés hace un turismo sanitario. Pero no se pueden abrir tanto las vías. Los recursos son los que son, pero no se notan todavía los efectos directos del Brexit.
Los dos grandes pilares sobre los que se asienta la economía malagueña son el sector servicios en general, con la construcción y promoción inmobiliaria, y el turismo, ¿usted ve que está cambiando el modelo productivo de Málaga?
Algo está cambiando. Sobre todo, a raíz de la crisis se unió mucha gente para analizar esta situación. Quizá no vuelva a ser lo que fue el boom inmobiliario, pero el turismo sí seguirá, ya que tenemos un clima extraordinario, que es una ventaja sobre el resto, y lo que se está ahondando ahora es en potenciar otros sectores. Mire el PTA, con más de 600 empresas y 14.000 trabajadores.
Creo que la siguiente revolución económica, ya estamos asistiendo a ella, es la revolución logística, de esto aún no nos damos cuenta de su importancia.
Todo sucede tan rápido que cuando lo asimilamos ya llegamos tarde. Ahora, yo creo que lo que tenemos que generar son muchas ideas, y en Málaga hay muy buenas ideas y se pueden exportar al mundo. Hay que buscar esos canales, y si no podemos ser perfectos nos ponernos manos a la obra. Si esperamos a iniciar el viaje cuando consideremos que en la idea hemos logrado la precisión hemos llegado tarde.
¿Hay un sector productivo más fuerte para usted y del que todavía se habla poco?
Profesionalmente, estoy trabajando en varios sectores. No destacan especialmente unos sobre otros, quizá ahora tiene mucha importancia el sector mercantil puro, el bancario. Lo que hay es que decantarse sobre si somos abogados de los consumidores o de los bancos. Los volúmenes de facturación según los momentos van variando. Por ejemplo, ayer llegó a mis manos una sentencia y es que el Tribunal Supremo ha condenado a Telefónica, hablo a nivel civil, en un contrato en el que a un cliente de Movistar le hicieron una oferta cuando contrató que tenía el servicio de identificación de llamadas gratis, y se lo cambió a pago el servicio pero sin contar con el concierto por escrito del usuario, y ha llegado el Tribunal Supremo y le ha dado la razón al usuario por 58 céntimos, pues eso si lo multiplicamos por numerosos clientes, puede ser mucho. Sobre el tema de las cláusulas suelo, la realidad aquí es que van a perder los consumidores.
Y en un país con tanta producción legislativa, con 17 comunidades autónomas y dos ciudades autónomas, ¿de donde saca tiempo para formarse entre tanta legislación?, ¿cómo se organiza?
Al tiempo hay que dedicarle su tiempo. Uno no puede hacer multitud de actividades a costa de hacer mal las cosas sino regular sus actividades. Tiene que hacerlas bien. Y, además, hay que estar en constante formación. Yo a mis hijos se lo digo todos los días, hay que estudiar todos los días.
Cuando la familia descansa yo me quedo un par de horas y me quito horas de sueño. Lo difícil es conciliar, pero hay que buscar ese tiempo. Hay que echar muchas horas y mucho esfuerzo.
¿Y concilias?
Bueno, lo intento, y a veces me cuesta mucho trabajo. Escuché hace tiempo una entrevista a un alto ejecutivo que decía que tenía un trabajo desde las 7 de la mañana y volvía a las 10 de la noche. Decía que sus hijos eran pequeños y los veía muy poco, solo 15 minutos, pero eran 15 minutos de mucha calidad.
Pero qué tontería pensé, ahí no hay calidad. A los hijos se les dedica tiempo o no se les dedica, y es muy difícil conciliar. Pero en la medida de lo posible procuro encontrar el poco tiempo libre que tengo para dedicárselo a mi familia.