Por Joaquín Gómez-Villares Pérez-Muñoz
La presencia de los fondos de inversión en el mundo del fútbol es cada vez más relevante. Como punto de partida, entiendo necesario hacer una distinción entre los “derechos federativos” y los “derechos económicos”. Cuando se habla de derechos federativos nos referimos al derecho que tiene un club a inscribir un futbolista en una competición oficial. Los derechos económicos, por su parte, se refieren a los beneficios que pudieran obtenerse en una futura transferencia de un jugador a favor del club que posea los derechos federativos del jugador.
Que los clubes de fútbol presentan dificultades financieras es un hecho incontestable y esto hace que los fondos de inversión se conviertan en un recurso al que gran número de clubes acuden para paliar esas deficiencias financieras. Clubes como el Atlético de Madrid (Falcao), el Sevilla (Kondogbia y Baba) o el Betis (Juan Carlos) han acudido a ellos con objeto de financiar fichajes de jugadores cuyo precio no podían afrontar.
Pero, ¿cómo operan concretamente estos fondos? Imaginemos que el club “A” ficha un jugador por cuatro millones de euros. Para afrontar el pago, el club acude al fondo para que éste financie parte de esa operación asumiendo el 75% de la operación (tres millones) a cambio del 75% de los derechos federativos del jugador. El millón de euros restante lo afronta el propio club de tal manera que los derechos federativos quedarían repartidos del siguiente modo: 75 % fondo de inversión y 25 % para el club.
En la siguiente temporada llega el club “B” para fichar al jugador, que ahora vale ocho millones de euros dado su buen rendimiento. Si se produce el traspaso del jugador desde el club “A” al club “B”, el fondo se embolsa seis millones de euros (75% derechos económicos derivados de los federativos) con lo que recupera la inversión inicial (tres millones) y gana otros tres. Y, obviamente, el club “A” gana también. Un jugador por el que gastó un millón ahora le repercute en dos millones.
Sin embargo, las posiciones de los principales organismos son opuestas. Por un lado, FIFA, UEFA, RFEF y AFE abogan por la prohibición de los fondos de inversión, mientras que LFP y los clubes son partidarios de su regulación. Los fondos de inversión son el aliado perfecto para los clubes que no pueden afrontar ciertos fichajes. Con esta vía, los clubes ‘pequeños’ podrían reducir el abismo existente entre sus presupuestos y los de los grandes clubes de manera que la Liga pasaría a ser una competición en la que no siempre se lleven el gato al agua Real Madrid y Barça.
Sin embargo, no podemos perder de vista ciertos inconvenientes que podrían derivarse de la participación de estos fondos de inversión en el fútbol: 1. Hay rumores que apuntan a que estos fondos únicamente persiguen que el jugador se traspase el mayor número de veces para así ganar más dinero en las operaciones. Y 2. La posibilidad de que se “infecte” la competición a través de la manipulación de resultados deportivos, puesto que puede darse el hecho de que un mismo fondo de inversión tenga una participación importante en los derechos de jugadores de diferentes equipos con el consiguiente conflicto de intereses que esto plantea. De hecho, Francia y Reino Unido ya han prohibido tales prácticas.